Dice la canción

19 Días y 500 Noches (Joaquin Sabina) de Pitingo

album

De Purisima Y Oro

26 de junio de 2012

Significado de 19 Días y 500 Noches (Joaquin Sabina)

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"19 Días y 500 Noches" es una emblemática canción escrita por Joaquín Sabina que ha sido interpretada por diversos artistas, entre ellos Pitingo. La pieza forma parte del álbum "De Purísima y Oro". Sabina, reconocido por su estilo poético y sus letras evocadoras, emplea en esta canción un lenguaje rico en metáforas que exploran el dolor de la pérdida amorosa, lo que se refleja también en la interpretación de Pitingo, quien añade un matiz especial con su estilo flamenco.

La letra de "19 Días y 500 Noches" narra la historia de un desamor agudo, utilizando imágenes potentes que conjugan el duelo con la ironía y el humor. Desde el comienzo, se presenta una relación fugaz comparándola con "dos peces de hielo en un güisqui on the rocks", sugiriendo lo efímero como un estado frío pero a la vez seductor. Este uso del contraste establece un tono melancólico que permea toda la canción.

A través de los versos, el narrador se convierte en un “perro de nadie”, una imagen desgarradora que captura su sentimiento de abandono y desposesión emocional. La evocación del "neceser con agravios" refleja las cicatrices psicológicas dejadas por la relación fallida. Aquí, Sabina juega magistralmente con referencias cotidianas para transmitir sentimientos universales; todo lo que queda son recuerdos amargos representados como “la miel en los labios” o “escarcha en el pelo”, combinando dulzura y dolor.

El fragmento donde menciona que "los amantes tenían razón" infiere una autocrítica donde él acepta haber sido el culpable en relaciones pasadas. Sin embargo, aquí emerge una excepción: su deseo genuino de amar a esta mujer contrasta con su incapacidad para ser correspondido. Esta confusión emocional es un hilo conductor vital a lo largo del tema, acentuando su vulnerabilidad frente al amor no correspondido.

El regreso al mundo del bar representa una especie de perdición; es volver a entrar en ciclos destructivos tras perder a alguien importante. Los espacios oscuros y sombríos mencionados ilustran cómo se hunde en viejos hábitos debido al sufrimiento; está tras las cenicientas de esquina buscando consuelo donde sabe que habrá más desilusiones. La crítica social implícita hacia estos estilos de vida sumidos en conflictos hace eco del contexto contemporáneo donde muchas personas buscan escapar del dolor a través de excesos temporales.

La repetición del verso sobre aprender a olvidar resuena profundamente como si estuviese abrigando dos sentimientos contradictorios: el deseo ardiente por mantener viva la memoria e intentar dejarla ir al mismo tiempo tras diecinueve días y quinientas noches llenos de anhelos rotos. Así, este proceso se vuelve casi ritualista.

Un dato curioso sobre esta canción es cómo ha trascendido distintas generaciones. Su acto musical ha logrado calar hondo tanto en jóvenes como adultos, gracias a la universalidad del mensaje sobre el amor perdido. Esta habilidad particular para captar lo humano desde la poesía coloca tanto a Sabina como a Pitingo entre los grandes compositores e intérpretes hispanohablantes.

En conclusión, "19 Días y 500 Noches" no solo relata una experiencia personal sino que también invita al oyente a reflexionar sobre sus propias vivencias amorosas. A través de metáforas ingeniosas y verdades emocionales crudas, Sabina captura el proceso complicado del duelo amoroso mientras añade un toque cultural único cortesía de Pitingo al reinterpretar esta obra maestra dentro del ámbito flamenco. La canción permanece relevante porque habla directamente al corazón complejo e intrincado que todos llevamos dentro respecto al amor.

Interpretación del significado de la letra realizada con IA.

Lo nuestro duró
lo que duran dos peces de hielo
en un güisqui on the rocks,
en vez de fingir,
o, estrellarme una copa de celos,
le dio por reír.

De pronto me vi,
como un perro de nadie,
ladrando, a las puertas del cielo.
Me dejó un neceser con agravios,
la miel en los labios
y escarcha en el pelo.

Tenían razón
mis amantes
en eso de que, antes,
el malo era yo,
con una excepción:
esta vez,
yo quería quererla querer
y ella no.

Así que se fue,
me dejó el corazón
en los huesos
y yo de rodillas.

Desde el taxi,
y, haciendo un exceso,
me tiró dos besos...
uno por mejilla.

Y regresé
a la maldición
del cajón sin su ropa,
a la perdición
de los bares de copas,
a las cenicientas
de saldo y esquina,
y, por esas ventas
del fino Laina,
pagando las cuentas
de gente sin alma
que pierde la calma
con la cocaína,
volviéndome loco,
derrochando
la bolsa y la vida
la fuí, poco a poco,
dando por perdida.

Y eso que yo,
paro no agobiar con
flores a María,
para no asediarla
con mi antología
de sábanas frías
y alcobas vacías,
para no comprarla
con bisutería,
ni ser el fantoche
que va, en romería,
con la cofradía
del Santo Reproche,
tanto la quería,
que, tardé, en aprender
a olvidarla, diecinueve días
y quinientas noches.

Dijo hola y adiós,
y, el portazo, sonó
como un signo de interrogación,
sospecho que, así,
se vengaba, a través del olvido,
Cupido de mi.
No pido perdón,
para qué? si me va a perdonar
porque ya no le importa…
siempre tuvo la frente muy alta,
la lengua muy larga
y la falda muy corta.

Me abandonó,
como se abandonan
los zapatos viejos,
destrozó el cristal
de mis gafas de lejos,
sacó del espejo
su vivo retrato,
y, fui, tan torero,
por los callejones
del juego y el vino,
que, ayer, el portero,
me echó del casino
de Torrelodones.

Qué pena tan grande,
negaría el Santo Sacramento,
en el mismo momento
que ella me lo mande.

Y eso que yo,
paro no agobiar con
flores a María,
para no asediarla
con mi antología
de sábanas frías
y alcobas vacías,
para no comprarla
con bisutería,
ni ser el fantoche
que va, en romería,
con la cofradía
del Santo Reproche,
tanto la quería,
que, tardé, en aprender
a olvidarla, diecinueve días
y quinientas noches.
Y regresé... etc.

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