"Autorretrato", una de las piezas más emblemáticas de Extremoduro, es un claro ejemplo del estilo crudo y auténtico que caracteriza a la banda. Formando parte del álbum "Canciones prohibidas", este tema se adentra en los recovecos de la identidad personal y la autopercepción, utilizando un lenguaje provocador y directo que resulta característico en las letras de Robe Iniesta y su grupo.
Desde el inicio de la canción, la letra se presenta como un conocimiento profundo y muchas veces doloroso de uno mismo. El uso de metáforas como "soy un lince" o "soy yonki, soy chuloputa" abre las puertas a una introspección honesta pero también caótica; el protagonista describe aspectos contradictorios de su personalidad, oscilando entre lo admirable y lo despreciable. Este juego de identidades refleja una lucha interna, donde el yo está fragmentado entre las virtudes y defectos que todos llevamos dentro.
El tono irónico emerge cuando el narrador declara ser “la hostia de obediente”, resaltando una incongruencia divertida pero lamentable en la idea misma del cumplimiento. Es como si deseara adaptarse a las expectativas sociales mientras denuncia su propia incapacidad para seguir normas. Hay un enfrentamiento abierto con las figuras autoritarias; no le importa quiénes sean ni qué representen: “dime -arrasa-, y dios tirita”. Esta línea pone en relieve su resistencia ante el poder establecido y plantea preguntas sobre la libertad personal versus societal.
Más adelante en la letra, se introduce el refrán “caí preso dentro de mí”, profundizando aún más en esta disonancia emocional. La prisión aquí no es necesariamente física; puede interpretarse como una cárcel mental donde habitan inseguridades e ilusiones rotas. Robe expresa ese deseo latente de salir o escapar –“si escapo, ve a buscarme”– aludiendo a momentos más inspiradores que vaticinan liberación en espacios naturales (“donde quede alguna flor”). Esto resuena con aquellos que viven atrapados pero anhelan esa esencia pura e inalcanzable llamada felicidad.
El uso del realismo mágico musicalizado hace que estos temas resuenen con fuerza entre los oyentes. La manera directa con que Extremoduro aborda temas tabú os permite reflexionar sobre experiencias propias sin sentir juicio alguno, convirtiéndose prácticamente en una voz generacional para muchos jóvenes españoles durante los años 90 y 2000.
Un dato curioso sobre "Autorretrato" es cómo se grabó en un entorno casi familiar; cuenta con una producción rudimentaria pero llena de autenticidad que refleja la esencia del rock español alternativo. Su recepción fue inicialmente variada: algunos críticos alabaron su valentía lírica mientras otros cuestionaron su crudeza. Sin embargo, con el tiempo ha conseguido consagrarse como uno de los himnos inconfundibles dentro del repertorio español gracias a su honestidad brutal.
La canción invita al oyente no solo a reconocer sus propias dualidades sino también a encontrar belleza en esas imperfecciones. En última instancia, "Autorretrato" se convierte en un espejo donde cada individuo puede verse reflejado, desmontando prejuicios para abrazar la complejidad inherente al ser humano. Así va más allá del simple autorretrato para convertirse en un canto universal sobre lo crudo y verdadero que somos todos.